La vida de nos apuesta a un género que está a mitad de camino entre la crónica típicamente periodística y el relato literario. Ese espacio intermedio, que sus editores prefieren llamar «historias», conjuga la investigación periodística con los recursos de la literatura para mostrar al país. Sintetizando recursos tomados de su experiencia frente a talleres literarios, los editores dejan aquí una carta de navegación para elaborar esas historias.
1. LA VIDA DE NOS es un sitio de historias reales escritas con las técnicas de la literatura de ficción. Nuestro propósito es centrar la mirada sobre situaciones y experiencias que revelen aspectos de la condición humana, y permitan apreciar y comprender lo que significa vivir en la Venezuela de estos tiempos.
2. LA LITERATURA DE FICCIÓN emplea procedimientos narrativos para generar emoción en el lector. En La vida de nos tenemos el mismo propósito. Pretendemos que el lector se ponga en el lugar de los protagonistas de nuestras historias, que se vea reflejado en ellas, que nada de cuanto lea le resulte indiferente.
3. LOS PROCEDIMIENTOS BÁSICOS con los cuales trabaja la literatura de ficción pueden resumirse en cuatro: personajes, escenas, diálogos y descripciones. El primero supone la presencia de seres que actúan, interactúan, hablan y piensan. Como son historias reales, se trata entonces de convertir a las personas en personajes mostrando sus características esenciales, su talante, sus motivaciones, sus movimientos. Además, la persona vista como un personaje encarna unos valores. El reto es subrayar y presentar esos valores a través de los diversos recursos de los que dispone el narrador. El segundo procedimiento, el de la escenificación, supone crear una atmósfera, poner a los personajes en acción, contar detalladamente situaciones que ocurren en un momento y lugar. Los diálogos son, como su nombre lo indica, conversaciones de los personajes de la historia y sirven para que el lector tenga la vívida sensación de estar escuchándolos. Y por último están las descripciones: un recurso auxiliar de cualquiera de los procedimientos anteriores. Las descripciones son fundamentales para facilitar al lector representarse la historia que está leyendo. No se trata solo de adjetivar elementos visuales, sino de contribuir a interpretar estados de ánimo y atmósferas. Las emociones son los elementos que echan a andar la historia y la trasmiten al lector. Ese es el fin de las descripciones: enfatizar aquellos elementos que contribuyan a acentuar las emociones por las que pasa el personaje y, por ende, por las que debe pasar el lector, para culminar esa travesía.
4. PARA QUE HAYA UNA HISTORIA debe haber un protagonista, un nudo dramático y acciones. Difícilmente puede contarse una historia donde no ocurra nada o donde no sean apreciables los picos que suele haber en la vida real de cualquier persona. El narrador debe identificar cuál es ese nudo o los nudos que permitirán mostrar aquello que ha transformado a nuestro protagonista. El lector debe poder apreciar al personaje, conectar con él y aquello que lo hace singular, así como el aspecto específico que queremos iluminar para mostrar que eso que le ocurre u ocurrió encarna una realidad más universal o colectiva, y que merece ser conocida.
5. LA METÁFORA ES UN ELEMENTO FUNDAMENTAL de la narración. La metáfora es lo que permite convertir una historia personal en un relato universal. Es lo que permite que el lector se sienta identificado con lo que está leyendo, y sienta que esa historia, de alguna manera, le está hablando de su propia vida.
6. QUEREMOS ACERCARNOS Y CONMOVER a todo tipo de lectores, de allí que procuramos hacer uso de un lenguaje comprensible para todos. Creemos que la sencillez, así como la claridad, son virtudes básicas de un buen texto.
7. UNA HISTORIA ES UN UNIVERSO CERRADO que se debe a sí mismo. Por eso requiere de un arco narrativo: un planteamiento, un nudo y un desenlace; o lo que es lo mismo, principio, desarrollo y final. Es por eso que las historias más memorables son aquellas con un eje, un marco, un foco definido. Que se centran en un momento, una situación, a partir de la cual se desencadena todo. Toda historia es la historia de un momento. Un momento en el que, para bien o para mal, cambió la vida del protagonista en algún modo. Es lo que se conoce como punto de giro o el momento del cambio de suerte. En torno a eso se desarrolla una historia con elementos que introducen al personaje y sus circunstancias, y cómo, llegado a ese punto de quiebre, el personaje se vio forzado a tomar (o no) una decisión que cambia el curso de los acontecimientos.
8. EL QUE SE CONSTRUYA UN ARCO NARRATIVO con planteamiento, nudo y desenlace no quiere decir que este deba ser el orden exacto de la narración. Puede tratarse de una historia que, por ejemplo, comience por el desenlace. Esta noción del orden de lo narrado es lo que se conoce como estructura y en este punto el narrador tiene absoluta libertad. El único límite es que esta no atente contra la comprensión de la historia, que ayude a seguirla como si lleváramos al lector tomado de la mano. Nos han preguntado si es válido narrar en segunda persona del singular o si aceptaríamos una historia compuesta enteramente de diálogos, y la respuesta es sí. Lo mismo ocurre con el uso de recursos literarios como las paradojas, ironías, símiles y aliteraciones, entre otros. Todos son recursos que pueden emplearse siempre y cuando sean asimilables para el lector común.
9. NUESTRA PROPUESTA NARRATIVA SE INCLINA por lo que en la literatura de ficción sería el género del cuento o el relato. Nos interesan menos los perfiles o las semblanzas que tratan de contar la vida completa de un personaje, así como las crónicas basadas únicamente en la observación y que son una suerte de viaje sin detenerse en ningún punto. Vale la pena la insistencia: preferimos historias que pongan el reflector sobre un momento o una situación contada en detalle, con intensidad, y que a partir de ahí muestren una idea central y reflejen una realidad más compleja, así como se producen círculos concéntricos al lanzar una piedra en el agua.
10. LAS HISTORIAS MUESTRAN COSAS, revelan, sugieren: esos serían los círculos concéntricos. Y creemos innecesario decir explícitamente, con comentarios, qué es aquello que revelan o lo que queremos hacer ver con ellas. Hay que confiar en la capacidad de interpretación del lector. Que sea él quien descubra por qué hemos querido contarle esa historia. Para nosotros la llave de toda historia la tiene el lector.
11. LA REPORTERÍA O INVESTIGACIÓN PARA ESCRIBIR HISTORIAS REALES debe procurar la búsqueda de detalles, recuerdos e imágenes, más que de opiniones o generalidades. Y debe procurar también una minuciosa reconstrucción de los hechos y su cronología. Las historias son una recreación de la realidad, porque son ejercicios de memoria.
12. EN LA VIDA DE NOS APOSTAMOS POR HISTORIAS donde quede borrado el rastro de la carpintería periodística. Por eso preferimos hablar de historias y no de crónicas, tal como son entendidas por el canon periodístico. Se trata de que el narrador asimile y se apropie de todo lo que ha investigado. Detrás de toda historia real puede haber una investigación proveniente de distintas fuentes y cada dato debe ser verificado, pero el lector no tiene que saber quién dijo qué: lo hemos invitado a leer una historia y no un artículo periodístico. Nuestro pacto con el lector es que nada de lo que figure en la historia es falso o inventado.
13. CON LO ANTERIOR QUEDA CLARO que del periodismo adoptamos sus técnicas de investigación. Luego de eso, a la hora de escribir, el periodista se convierte en narrador y las técnicas que deben prevalecer son las de la literatura. Y ambos mundos confluirán porque se trata de historias reales.
14. PARA BORRAR EL RASTRO DE LO PERIODÍSTICO se debe, por ejemplo, evitar el uso de los llamados verbos de atribución (afirmó, resaltó, explicó…) y las citas textuales que obliguen a señalar quién las dijo. Para nosotros, la confiabilidad de los datos que se ofrecen al lector no depende de informar cuál es su fuente sino de una investigación rigurosa y de la honestidad del narrador. El periodismo informativo sí está obligado a manejarse con la retórica de lo referido, de lo que han dicho las fuentes. Incluso el canon del periodismo narrativo también puede hacer esta exigencia. En nuestro caso, preferimos convertir en narración todo lo que nos dicen en las entrevistas. ¿Para qué? Para distraer lo menos posible al lector. Las citas textuales y la indicación de quién las dice –cuando excepcionalmente las usamos–, las convertimos en diálogos, con lo cual estamos obligados a escenificar el contexto en el que fueron dichas.
15. TODO LO QUE SE ESCRIBA DEBE SER en función de la historia misma, de que esta sea comprendida cabalmente. Cada dato, cada descripción, cada personaje que se mencione, debe ser en función de que el lector comprenda el porqué de lo que se cuenta. En el periodismo informativo eso se llama contextualizar. En la narración de hechos reales es lo mismo, pero la contextualización se hace en función de la historia y no del tema sobre el que trata. No son indispensables las cifras y los datos duros (otro rastro eminentemente periodístico), aunque pueden usarse siempre integrados a la narración de la manera más sutil posible. El uso inadecuado de los datos hace que las historias se deslicen hacia otros géneros como el reportaje. Y del mismo modo la ausencia de datos necesarios para que se comprenda la historia genera vacíos o incógnitas que hacen que perdamos al lector.
16. CREEMOS QUE LAS HISTORIAS DEBEN TENER LA EXTENSIÓN que necesiten y que ganarse al lector no depende de que el texto sea corto sino de que esté bien hilvanado y cree la necesidad de llegar hasta el fin. Como puntos de referencia podemos decir que nuestras historias oscilan entre los 7 mil y los 12 mil caracteres con espacios.
17. LOS COLABORADORES QUE HAN ESCRITO para nosotros saben que nuestro proceso de edición es laborioso. Creemos firmemente en la figura del editor que, con sus observaciones e intervenciones al texto, contribuye a que la historia brille y, por lo tanto, brille el trabajo que ha hecho el autor. Es una tarea que hacemos con esmero y de manera respetuosa, pensando siempre en el lector; lo hacemos como lectores de historias que somos. Cuando se trata de cambios significativos solemos discutirlos con el autor. Nos reservamos, eso sí, la última palabra sobre los títulos y los sumarios. Y procuramos que el autor lea la historia montada en página antes de ser publicada.
18. POR ÚLTIMO, EN LA VIDA DE NOS apostamos por la mirada del narrador. Entendemos que narrar es un ejercicio de mirada, de una visión sobre lo narrado, y creemos que esa mirada se despliega no con opiniones, comentarios o posturas explícitas (como se haría en un artículo de opinión) sino con la definición de un foco, la escogencia de los datos que se ofrecen, la definición del arco narrativo, la estructura y las descripciones. El canon periodístico informativo instituyó la objetividad como una exigencia. Nosotros preferimos usar la palabra honestidad. Por eso no estamos seguros de estar haciendo periodismo. Nos conformamos con que nos conozcan como unos contadores de historias.