En medio de las protestas y los enfrentamientos entre vecinos de dos urbanizaciones en Barquisimeto, una bala perforó los intestinos de Brayan David Principal, quien murió el 11 de abril de 2017 en el Hospital Central “Antonio María Pineda”. Tenía solo 14 años. Aunque el Ministerio Público acusó a un vecino de la zona, la novelista Ana Teresa Torres aborda su historia y las hipótesis que se plantean en torno a su caso.
Ilustraciones: Ana Black
Brayan David Principal nació el 26 de septiembre de 2002 y murió 14 años después, el 11 de abril de 2017. Falleció en el Hospital Central “Antonio María Pineda” de Barquisimeto, donde fue ingresado con los intestinos perforados por un disparo de bala. Una entre las miles de muertes que pasan a engrosar las cifras, y a veces ni siquiera. Pero de lo ocurrido en este caso sabemos más y saberlo nos acerca a la incomprensible lógica de la violencia. Su corta vida transcurrió en medio de ella.
Los protagonistas:
Hasta 2011 la familia Principal Giménez vivió en Valle Dorado, al oeste de Barquisimeto, en la parroquia Juan de Villegas, en la que habitan unas 6 mil personas. Además de las carencias de agua, luz, gas, que constituyen la queja permanente de los vecinos, Valle Dorado es conocido como un barrio de alta peligrosidad.
Cuando recibieron un apartamento en la zona 17 de la urbanización Alí Primera, de la Misión Vivienda, no dudaron en mudarse; se trata de un complejo de 4 mil apartamentos divididos en 30 zonas, situado al norte de Barquisimeto. También hay problemas de inseguridad, pero la presencia de un comando de la Guardia Nacional parecía tranquilizar a los residentes. El complejo tiene liceo y escuela, y a corta distancia se encuentra el ambulatorio de Tamaca, donde primeramente trasladaron a Brayan cuando cayó herido.
A simple vista parecían haber mejorado sus condiciones de vida con la mudanza.
La familia está compuesta por los abuelos maternos, su madre y cuatro hermanos menores. El padre murió ocho meses antes que Brayan, a consecuencia de un paro respiratorio. No sabemos cuál era su ocupación, pero actualmente el único ingreso económico proviene de una bodega acomodada en la parte delantera de un apartamento de tres habitaciones, que regenta el abuelo, Eleuterio Giménez, y en la que también trabaja Marbelis, su hija, y a veces colaboran los nietos.
Eleuterio se desplaza a Mercabar, la principal plaza de mayoristas de Barquisimeto, para comprar víveres y mercancía seca que luego revende en la urbanización. Su aspiración era comprar una moto para ir con Brayan a Mercabar y ahorrarse así los costosos viajes en taxi. El hijo mayor, como es frecuente, después de la muerte del padre, pasa a ser el “hombre de la casa”, y se convierte en el depósito de muchas esperanzas.
Aunque algo retrasado en el camino escolar, había logrado ingresar en la educación media y estudiaba primer año en el liceo Alí Primera, a poca distancia de su edificio. Sus propósitos de futuro eran difusos, como lo son siempre a esa edad; oscilaban entre ser ingeniero petroquímico, ingresar a la Marina, o ser policía, al parecer la opción preferida puesto que al lado del logo del Cicpc, la policía de investigaciones criminales, queda escrito: “La mejor carrera de mi vida”. Mientras tanto asistía con su familia a la iglesia cristiana y le gustaba la música y predicar a los niños. Un vecino entrenaba a los chicos para jugar fútbol, y esa era también una de sus actividades favoritas.
Las circunstancias:
La urbanización Yucatán, mayoritariamente opositora, y la urbanización Alí Primera, mayoritariamente simpatizante del gobierno, están situadas una frente a la otra en la carretera a Duaca, al norte de Barquisimeto. El 11 de abril, en el contexto de las manifestaciones y protestas que se produjeron en Venezuela entre los meses de abril y julio de 2017, tuvieron lugar confrontaciones violentas entre ambas y la vía quedó cortada. Por la noche quemaron cauchos y se detectó la presencia de grupos armados, los llamados “colectivos”. Al parecer estos hechos no habían sido frecuentes en la zona, al punto de que Marbelis, la madre de Brayan, afirma que ignoraba la presencia de “guarimbas” en Yucatán.
Los hechos:
Así las cosas, ese 11 de abril era un día cualquiera para esta familia. Brayan no asistió a clases sin que hubiera ningún motivo para ello. Se quedó en el apartamento mientras Marbelis atendía la venta de tostones y granos en la entrada de la urbanización, y él le guardó el almuerzo. Por la tarde salió a jugar fútbol con los amigos. Pasadas las 8:00 de la noche, su madre le encargó que bajara a comprar unas empanadas para la cena y después se acostó a ver televisión sin mayores preocupaciones. Los puestos de comida están a una mínima distancia del apartamento, y al ver que había transcurrido más de media hora sin que su hijo regresara, comenzó a inquietarse y salió hacia la reja del edificio para ver si lo encontraba. Un amigo de Brayan llegó corriendo hasta ella y le dijo lo que había ocurrido: “A Brayan le dieron un tiro”.
Seis palabras como balas.
Marbelis tuvo una reacción común en esos casos. “¡No es verdad! ¡Me estás haciendo un mal chiste!”. Ante la insistencia del joven, se cambió de ropa y salió a la calle. Allí supo que Brayan se encontraba en la entrada del complejo Misión Vivienda cuando lo alcanzó una bala que entró por el costado izquierdo y perforó linealmente el abdomen, con salida por el costado derecho y comprometiendo la columna vertebral. Fue trasladado en un vehículo particular al ambulatorio María Sequera de Tamaca, un centro de atención primaria que cuenta con 33 médicos, insuficientes para socorrer a la cantidad de pacientes que ingresan, además de no poseer los recursos hospitalarios adecuados. Una ambulancia privada tarda unas cinco horas en llegar. Lograron, sin embargo, operarlo, y lo trasladaron al Hospital Central Universitario, donde ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos.
A las 6:00 de la mañana del día 12, una doctora le explicó a Marbelis que era necesaria una segunda intervención, y ella se dirigió a los laboratorios para obtener los tubos para las muestras de sangre. La operación estaba pautada para las 8:00, pero a las 11:00 la doctora le dijo lo que se dice en estos casos: “No pudimos hacer nada más”.
El cuerpo de Brayan fue trasladado a la torre donde vive la familia y fue velado por los amigos y vecinos. En la pared de la entrada del apartamento colocaron una pancarta que dice: “Te extrañamos Brayan David Principal Giménez”. Y a continuación los nombres de la madre, hermanos, abuelos, tías, y una nutrida lista de primos y amigos, intercalados con algunas fotografías. Un homenaje a una persona querida.
Según los informes balísticos, la trayectoria de la bala indica que fue disparada desde la urbanización Alí Primera, y no desde la urbanización Yucatán, como se pensó en un principio. Las investigaciones del Cicpc, de las que desconocemos los detalles, identificaron como supuesto culpable a un hombre de 29 años, conocido como “El maracucho”, aparentemente con antecedentes de “mala conducta”, residente de la zona 15, muy cercana a la zona donde habita la familia Principal. El sospechoso fue interrogado el mismo día del funeral de la víctima. El fiscal 21 con competencia en Derechos Fundamentales descartó que algún funcionario estuviera incriminado y el caso pasó a la fiscalía 20.
El 24 de mayo fue detenido con orden de aprehensión del Ministerio Público, acordada en el Tribunal 2º de control del estado Lara, y el 10 de julio fue acusado de los delitos de homicidio calificado por motivos innobles y lesiones personales graves en grado de complicidad, por lo que fue recluido en la cárcel David Viloria (antes Uribana).
Las hipótesis:
En el contexto en que se produjeron estos hechos la determinación de la verdad, de la verdad policial y penal, se abre a diferentes versiones. Por ejemplo, Eleuterio Giménez cree que su nieto murió a consecuencia de disparos de la Guardia Nacional porque, según él, cuando se produjo el hecho ya los disturbios se habían calmado y solo permanecían los efectivos de ese cuerpo. Si fuera así se entiende la necesidad de encontrar un culpable lo antes posible. Marbelis, en un primer momento, acusó a los vecinos de la urbanización Yucatán de entrar en Alí Primera para quemar y hacer desastres en el urbanismo; en una segunda declaración aceptó que el culpable era un vecino de su zona, puesto que el Cicpc lo detuvo. “El Cicpc no se equivoca y si está preso es por algo”. Que se haga justicia es, por lo menos, un consuelo, aunque, como ella misma añade, “no es fácil volver a sonreír”.
Algunos medios reseñaron que el joven fue herido en las protestas cuando los colectivos armados intentaron ingresar en la urbanización para robar las cajas Clap de comida. La comunidad de la Ciudad Socialista Alí Primera emitió un comunicado para reclamar justicia y denunciar la violencia generada por los grupos opositores de las inmediaciones.
Al margen de las actuaciones del Ministerio Público, probablemente nunca se sepa con plena seguridad quién o quiénes fueron los autores de los disparos. Nada parece sugerir que su muerte fuera premeditada. Nadie parecía tener un motivo para asesinar a este joven de 14 años, que se había salvado de convertirse en un actor violento, como le ha ocurrido a muchos otros en condiciones parecidas. Era un muchacho común, nacido en una familia común, que luchaba honradamente por sobrevivir en las penurias.
Pero algo sabemos: su muerte no es consecuencia de la casualidad o del accidente fortuito. La verdad queda envuelta en el conflicto político y Brayan estaba ese 11 de abril en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Con investigación de Euseglimar González.
Esta historia forma parte de la serie Eran solo niños, desarrollada en alianza con el Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap) y el apoyo de El Pitazo
Esta historia está incluida en el libro Semillas a la deriva, la infancia y la adolescencia en un país devastado (edición conjunta de Cecodap y La vida de nos).
Con su compra en Amazon Ud. colabora con la importante labor que lleva a cabo Cecodap.