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Vendrán días mejores

Ricardo Ramírez Requena | 1 jul 2023 |
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Entre 2015 y 2020, Venezuela atravesó los que probablemente hayan sido los días más aciagos de una compleja crisis que aún no termina. Durante esos cinco años, Ricardo Ramírez Requena —profesor, librero y escritor— llevó un diario que fue refugio y desahogo; y que ha publicado con el nombre de El porvenir (Editorial Libros del fuego, 2023). Sus apuntes permiten rememorar un tiempo difícil que forma parte de nuestra memoria. Esta es una selección de entradas de ese diario.

Ricardo Ramírez Requena, EscritorFOTOGRAFÍAS: ÁLBUM FAMILIAR

I

Lunes, 02 de marzo de 2015

Ayer murió Luis Brito, ese fotógrafo, ese ser maravilloso y dulce, amargo y sincero, lleno de talento y amor. Me da mucho pesar su partida. Tuve varias conversaciones importantes con él. Velaba por el país, le preocupaban los jóvenes.

Una vez, tomándonos un café en Paseo Las Mercedes, me contó su experiencia con las muñecas de Reverón. Cómo logró que posaran.

Su oscuridad. «No son buenas», me dijo, con mucha seriedad.

Sábado, 28 de marzo de 2015

Los reposos médicos invitan a ver mucha televisión y a escribir poco. Hay cansancio, a veces dolor. Duermes mucho. A veces lees con frecuencia, pero nunca con gran fervor.

Rezas.

¿Cómo se vuelve a la normalidad después de una gran operación?

¿Se puede?

¿No debe cambiarse la vida?, ¿asumir que cambió?

¿Cuánto debe dejarse atrás?, ¿hábitos, costumbres?

Anoche, en un concierto de Gabriela Montero en Bogotá, murió de un infarto Carlos Pacheco, gran crítico, editor, profesor. Siempre fue muy generoso conmigo.

Siento una profunda tristeza.

Su muerte, en mi sobrevivencia, es una lección de vida.

Miércoles, 08 de abril de 2015

No sé de historias de migrantes en mi familia. No existen. Las desconozco en todo caso. Apenas, las de mi tía Petra y sus años en Luisiana y California. Desde hace por lo menos cuatro generaciones soy de esta tierra. No sé mucho más.

Ahora, todo cambiará en el tiempo por venir: dejaremos esta tierra al norte de Suramérica. Nos regaremos. Como hicieron nuestros antepasados.

Uno es del tiempo que le tocó vivir y nada más.

Miércoles, 15 de julio de 2015

El resentimiento es la gran enfermedad de este país, de esta tierra. Si te va bien en algo, te odian porque te va bien. Si compras un libro, te odian porque compras un libro. Nada se perdona en la tierra del igualitarismo. Ocurre en todas las clases sociales. Si destacas en algo, el rico no te perdona porque no eres rico. Si destacas en algo mínimo, lo que sea, el pobre no te perdona por no ser pobre. Parece que estamos condenados, pues vivimos sumidos en el desprecio permanente.

Mis padres fueron de clase media; yo dejé de serlo hace años. Cada vez somos más los que nos movemos en un entramado social extraño, raro. Una suerte de proletariado con estudios, odiado por todos. Hay mucha miseria entre nosotros. Mucha rabia.

Si escribes sobre poesía, por ejemplo, así sea en ánimo celebratorio, te linchan los burócratas de la poesía. Si eres librero, te desprecian por ser “empleado”, “comerciante”. Somos gente muy extraña los habitantes de este país.

Sábado, 18 de julio de 2015

Contemplamos la espalda del Ávila, pues su rostro da hacia el mar. Es un dios que no nos mira.

Veo la exposición en el TAC sobre la influencia española en la arquitectura caraqueña moderna. Es una extraordinaria muestra. Leo y contemplo lo que fueron Las Mercedes y El Rosal, por ejemplo. Estas urbanizaciones son ahora otra cosa, pero quedan restos de ese pasado. Caracas cambia tanto; es proteica, pero las varias Caracas que han sido y van siendo, la acompañan. Es un entramado compuesto de delgados palimpsestos.

Vivo en una ciudad que de tanto en tanto nos abraza.

Hoy estuve con Carolina Acosta-Alzuru en la presentación de su nuevo libro. Es una mujer maravillosa, clara y franca. Me gusta mucho conversar con ella siempre que viene a la ciudad, desde Georgia (Athens), donde es profesora.

Título para un libro futuro: Esta caja de música.

Sábado, 14 de noviembre de 2015

¿Cómo hace uno para que se le quite el miedo a salir de noche?, ¿a sentirse relajado y disfrutar así del clima benigno de la ciudad de noche?, ¿desde cuándo las 10:00 p. m. empezó a ser una hora límite de la ciudad?, ¿o las 7:00, o las 8:00?

Tengo tanto tiempo sin ver esta ciudad de madrugada.

Me niego a entender esto como normalidad.

No lo es, en muchos lugares.

Vivo en una ciudad sin noche. La extraño tanto. Una ciudad en donde nunca anochece con propiedad: apenas se apaga sin rastro en las aceras.

Todo es una luz húmeda y terrible.

Que nos inunda de sudor.

Mientras, vamos al trabajo.

Un puente pintado al óleo y sin cabellos.

II

Martes, 16 de enero de 2018

Muere Dolores O’Riordan, mi adorada irlandesa, líder de The Cramberries, la banda que más me impactó en los años 90.

Me viene un hambre de escribir que aflora lenta pero salvajemente y me renueva. Viene por ahí, cerca.

Me siento en el piso de arriba de automercados Plaza’s, en Los Chaguaramos. En una cesta, jamón, queso, galletas, masa para cachapas, dos latas de atún pequeñas, dos diablitos, poco más. Todo suma una cifra mayor a 1 millón de bolívares. Todo a precios exorbitantes y con poca variedad (a lo sumo, frutas y vegetales).

Hago silencio, pido un café y escribo.

Nada más queda.

Jueves, 26 de abril de 2018

La poesía no tiene nada que ver con ser buena gente. Los poetas no son “buena gente”. Son seres extraños, semejantes a personajes de La muerte en Venecia o a las muñecas de Reverón. Son lo trágico resonando en un mundo que olvidó la tragedia y la cambió por el drama.

La Poeteca

Viernes, 11 de mayo de 2018

Días agitados de entrevistas, declaraciones, arrancar La Poeteca. Vamos poco a poco. Es un gusto ver gente, lectores, mayores y jóvenes, descubrir esta singular biblioteca.

Amanezco pensando en mis derroteros en la escritura. Pertenezco al mundo de las biografías y autobiografías, las memorias y los diarios, la autoficción y lo epistolar. Me invita a alejarme de “shows”, lo que hace mi vida más bien común. Soy un hombre, con sus días contados, sus lecturas, su mujer y su hijo. Es quizá poco, pero me basta.

Son días de cielos grises en Caracas. Leo a Lowell y pronto a Ana Blandiana. Releo a Herbert. Tengo más de 3 mil libros por leer en la biblioteca de La Poeteca.

Apenas llevo una docena.

Vamos entonces.

Martes, 14 de agosto de 2018

Todos se van marchando. Nathalie, mi hermana, en Miami, donde trabaja 12 horas al día en un restaurante, recién graduada de odontóloga. Se irá mi papa y quién sabe si vuelva. Se irá Simón a Argentina.

Se van amigos a todas partes por estudios, programas. Javier, mi amigo, se va a España a ver a su familia y al volver se casará con Liliana, por civil. ¿Se marcharán? Mis suegros viajarán a Chile a ver a mi cuñada por tres meses. ¿Volverán?

Yo sigo aquí. No sé si aguante más. Estamos cada día más solos.

¿Debemos prepararnos y tener la maleta lista?

¿A dónde iremos?

Jueves, 6 de septiembre de 2018

Para muchos, los que seguimos aquí, somos suicidas, esclavos, colaboracionistas. Para muchos de los que están aquí, los que están afuera son gente con suerte (pasaporte europeo o de cualquier nacionalidad, dinero) o locos que van a pasar trabajo y humillaciones afuera.

No es falso que cada día centenares de venezolanos quieran salir del país. No es menos cierto que miles tienen un vínculo con su tierra, ciudad, región, desde hace varias generaciones y no se ven en otro lugar. Este es su lugar.

Todos somos hijos de una misma tragedia que nos mastica y devora.

Un dolor que engendra otro dolor.

III

Martes, 26 de marzo de 2019

Ayer, un nuevo apagón. 17 estados sin luz desde la 1:30 hasta el final de la tarde. Luego, hacia las nueve y tantos, apagón de nuevo. Al amanecer, había luz en Los Caobos y, hacia el horizonte, en Colinas de Bello Monte, Colinas de Santa Mónica y Los Chaguaramos. Antes de que amaneciera del todo (gris el cielo, sin claridad), se fue en todos esos sectores.

Suspendieron las actividades laborales.

Domingo, 21 de abril de 2019.

Debimos irnos en 2015. Era el año ideal. Estábamos estables, pero comenzaba a verse con fuerza la debacle: las colas en los supermercados, la compra de los productos por número de cédula, la mafia de los bachaqueros.

Fue el año de la venta de las librerías Alejandría y el cese real de Alfa en Venezuela.

Debimos irnos en 2015.

Lunes, 9 de septiembre de 2019

Cumplo 43 años.

Quiero volver a lo básico, a la esencial. Soy otro, más duro ahora.

Extraño la dulzura, el silencio en mí. Sin eso, creo que no podré volver a escribir más.

Y necesito escribir para vivir.

Miércoles, 25 de septiembre de 2019

Tengo una tristeza fija, adentro, y no puedo estar triste por mi enfermedad. Pero la tristeza es dulce, azul y siempre me acompaña. Así ha sido siempre. ¿Cómo trabajo con la tristeza? ¿Se puede?

La tristeza me centra, me hace esperanzado y escéptico a la vez. Me da balance, baja mi velocidad. Solo me queda hacer lo que siempre he hecho (como ha hecho mi madre, siempre): endulzar la tristeza.

Quizá es la relectura de los ensayos de Brodsky. Quizá es porque ayer fui a un velorio. Pero aquí está. Es desde esta tristeza que puedo escribir.

Martes, 31 de diciembre de 2019

Sobrevivimos el año.

Ninguno se enfermó. No nos faltó nada: tuvimos comida, ir un poco a la playa, comer algo en la calle a veces, un colegio bueno para Tomás.

Leí poco y no escribí casi nada. Preparé una antología de poesía que fue mal recibida y no salió mi recopilación de ensayos. Necesito tiempo para mí y mis proyectos, no solo los proyectos de los demás.

Llevo mi vida en los “casi”. Siempre los casi. Casi clase media, casi escritor, casi profesor. Todo se interrumpe siempre, se mantiene incompleto. Mis planes van a medias. No tenemos los ingresos que queremos. No vivimos donde queremos.

Pero estamos juntos y estamos vivos.

Seguiré escribiendo.

Martes, 31 de marzo de 2020

Nos tocará ser otros a razón de esto que vivimos.

Ser otros: otra vez.

Somos un planeta entero escribiendo el mismo relato.

Martes, 2 de junio de 2020

El fin de semana anunciaron el levantamiento de la cuarentena por sectores. También el mayor aumento del precio de la gasolina en toda nuestra historia. Gasolina importada, además.

Venezuela dejó de ser un país petrolero. Dejó, en general, de ser un país. Son infinitas las miserias. ¿Para qué contarlas? ¿Quién las escucha?

Continúo viendo The last dance. “Capítulo 8” Los Bulls ganan la temporada 95-96. Es el año en que llegó Denis Rodman. El padre de Michael Jordan fue asesinado en el año anterior y este se retira del baloncesto y explora el béisbol. Luego, viene su regreso en esta temporada.

Veo a Jordan llorar luego del juego final en el piso por la ausencia de su padre.

Termino este diario a finales de este mes de junio. Me ha acompañado durante siete años y le debo mucho. Ha sido mi amigo más cercano.

En Venezuela, el número de casos de covid-19 aumenta dramáticamente día a día. Viene un trimestre terrible en el contexto de la enfermedad. Nos llaman a no salir de nuestras casas por nada.

He releído a Montaigne, leo a Victoria de Stefano, a Harold Bloom.Veo The crown Dark.

Vivimos los días más oscuros. Estoy junto a Blanca y Tomás, abrazándolos fuerte.

Vendrán días mejores.

*Del libro El porvenir. Diarios 2015-2020, de Ricardo Ramírez Requena, editado por Editorial Libros del fuego

Ricardo Ramírez Requena

Soy profesor y escritor venezolano. Tengo tres publicaciones: Maneras de irse (Ígneo, 2014), Constancia de la lluvia (Fundación para la Cultura Urbana, 2015) y Otros bosques (El taller blanco editores, 2020).
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