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La vida de nos cumplió, el pasado 28 de enero, su primer aniversario. Convencidos de que contar historias da poder porque combate la historia única, sus editores han apostado por un espacio en el que no se busca explicar el país ni diagnosticar sus problemas, sino mostrarlo a través de sus historias. En este texto hacen un recuento de ese primer año de actividades.
Foto: Fabiola Ferrero
Cuando La vida de nos nació el dólar se calculaba en Venezuela a 3 mil 200 bolívares, un kilo de arroz costaba 4 mil 300, y no había una Asamblea Nacional Constituyente. Escaseaba solo 31 por ciento de los 58 productos de la canasta básica familiar. Todavía se conseguían analgésicos en las farmacias. No habían salido del país los 4 millones de venezolanos que hoy están fuera.
El país se nos venía encima. Por eso nos propusimos narrar lo que significaba vivir aquí a partir de la experiencia individual de ciudadanos cuya identidad zozobraba en medio de una crisis sin precedentes; narrar conjugando periodismo y literatura hasta obtener historias de cuidadosa factura que resonaran en el lector como si se tratara de su propia vida. Aun así, no pensamos que seríamos arropados por la urgencia. No sabíamos que contaríamos la historia de 6 adolescentes asesinados en protestas por fuerzas de seguridad del Estado o grupos paramilitares. Que contaríamos la historia de 3 personas que murieron ahogadas en petróleo mientras viajaban a Trinidad en busca de comida. O la historia de una repostera de 29 años encarcelada por supuestamente planificar un atentado contra la hija del entonces presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Sabíamos que contaríamos historias terribles, pero no imaginamos cuánto.
Por momentos pensamos que solo contaríamos La triste vida de nos, pero descubrimos la historia de 7 jóvenes waraos que, en Tucupita, fundaron un portal de noticias y se sobreponen cada día a la censura y la intimidación ejercidas por las autoridades en el remoto Delta del Orinoco. O la historia de una pareja que vendió todo lo suyo para levantar un colegio en la empobrecida zona de Petare. O la de un fraile que en el piedemonte de la Sierra de Perijá desafió a guerrilleros colombianos del Ejército de Liberación Nacional. O la de una madre que creó una fundación para ayudar a otros niños como su hijita con la rara enfermedad de Dravet.
La historia del primer año de La vida de nos es, pues, la historia de un país, en toda su geografía, física y espiritual, como lo prometimos en la campaña de donaciones con la cual logramos reunir nuestro capital semilla. Gracias a la generosidad de 59 donantes y luego a alianzas puntuales con 12 organizaciones no gubernamentales, empresas y otros medios digitales, logramos publicar 80 historias y producir 25 videos, con la valiosa colaboración de 37 periodistas, 19 escritores, 32 fotógrafos, 10 ilustradores y 2 videógrafos. También publicamos a 7 personas dedicadas a diversos oficios, interesadas en explorar la escritura testimonial como una forma de autorrealización. Y los editores contribuimos con 4 textos de apuntes literarios y con 1 taller de formación para jóvenes periodistas.
Las alianzas hicieron posible, por ejemplo, que 39 historias nuestras fuesen publicadas en la plataforma de Yahoo Noticias, alcanzando así una masiva audiencia internacional. También que produjéramos 4 series temáticas con la colaboración de organizaciones de reconocida trayectoria en la defensa de derechos humanos, como Cecodap y el Foro Penal Venezolano, y de empresas como Banesco y Cigarrera Bigott. Así también incursionamos en la narración a través de cortos videos con el portal El Pitazo. Y estamos próximos a iniciar un taller de historias, en alianza con Provea, y a ofrecer nuevos contenidos y formas narrativas gracias a la conjunción de intereses con Cofavic, el Instituto de Prensa y Sociedad, el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, el Taller Experimental de Teatro y seguiremos explorando formas de narrar nuestra realidad en nuevos proyectos con Cecodap.
En medio de las dificultades, nos mantuvimos en el propósito de trabajar con un pequeño equipo y con los mínimos gastos operativos posibles. Recibimos ingresos provenientes de la sindicación de contenidos, patrocinios y la oferta de servicios como la realización de libros (1 de ellos concluido y otro en proceso) y el acompañamiento literario, que nos han permitido pagar lo más justamente posible a cada uno de nuestros colaboradores.
Ha sido un año que ha puesto a prueba las reservas de fortaleza de los venezolanos. Las etiquetas que usamos para clasificar nuestras historias pueden dar cuenta de la dimensión del desafío: 48 corresponden a la categoría de País en crisis, 32 a la de Protesta y represión, 26 a Gente resiliente, 11 a Migrantes, 32 a Testimoniales y 2 a Historia visual.
Dentro de la creciente oferta de más de 400 medios digitales en Venezuela, La vida de nos sumó, hasta el 28 de enero de 2018, día de nuestro primer aniversario, 372.464 lecturas, 3.599 seguidores en Twitter, 5.593 en Facebook, 1.061 en Instagram y 45 suscriptores en Youtube. Cifras aún modestas pero, por los comentarios recibidos y por el aumento diario de esos números, también sabemos que estamos forjando una comunidad de lectores de historias comprometidos con el país. A ellos y a todos nuestros colaboradores y aliados: ¡Muchas gracias!
